Hangzhou

La antigua capital imperial que Marco Polo calificó como la ciudad más hermosa del mundo se encuentra ahora a tan sólo 50 minutos de Shanghai gracias a un tren bala que sale de Hongqiao. Cuando llegas a la estación de esa ciudad, que actualmente cuenta con cuatro millones de habitantes, te encuentras con un entorno gris, de edificios anodinos y tráfico intenso que para nada anuncia los tesoros que encierra, tanto por su emplazamiento al lado del llamado Lago  del Oeste y al pie de colinas superpuestas entre bruma, como por haber sido en la antigüedad una de las siete capitales de China. 

Lago del Oeste

Entre las zonas paisajísticas que se pueden visitar en la ciudad la más conocida es el Lago del Oeste, un enorme lago cuyos bordes pueden recorrerse a pie si se está en forma y se tiene tiempo porque el perímetro es extenso. Hay la posibilidad más práctica de coger un minibús eléctrico que hace el circuito y va parando en diferentes lugares para poder disfrutar de los jardines que bordean el lago, muy bien acondicionados con preciosas vistas sobre las colinas, las islas y la pagoda que, iluminada por la noche,  refleja su contorno en el agua. Hay también numerosas embarcaciones que ofrecen la posibilidad de paseos por el lago con distintas opciones y merece la pena subir hasta el último piso de la pagoda para ver el paisaje sobre el lago.










Espectáculo nocturno

Por la noche merece la pena acudir al espectáculo de luz y sonido sobre el lago "Impression West Lake". Una especie de musical con juegos de luz y agua de gran belleza, codirigido por Zhang Yimou, el reconocido director de cine ("Sorgo rojo", "la joya de Shanghai", "la linterna roja"...) que también dirigió la apertura de los juegos olímpicos de Beijing en 2008.




Este es el video promocional del espectáculo colgado en Youtube, que da una idea del mismo, aunque en directo los efectos especiales resultan más atractivos



Templo Lingyin

Al día siguiente  nos acercamos a hasta el Templo de Lingyin, en una colina próxima a la ciudad, a donde se puede llegar en transporte público. Más espectacular que el templo en sí, construido en el año 326 y uno de los templos budistas más conocidos de China, es el camino que conduce hasta él. Allí, sobre las rocas o en el interior de las grutas que forma la colina rocosa, hay esculpidas más de 470 figuras de Buda, de distintos estilos y tamaños, todas ellas realizadas entre los siglos X y XIV de nuestra era.






El templo en sí mismo se parece a todos templos budistas con varios pabellones y enormes representaciones de Buda, entre ellas una de Sakiamuni, fundador del budismo, en madera de alcanfor y recubierta de oro. Dicen que es la de mayor tamaño en China.





Hay además un lugar que nos encantó, una antigua aldea llamada Fayun cuyas casas están perfectamente restauradas y destinadas a un uso hostelero. No podríamos decir si vive alguien aquí porque todo estaba solitario. Es un espacio de una tranquilidad absoluta y un entorno envidiable. Un paseo a lo largo del camino resulta de lo más relajante.




Calle antigua Hefang

También esta calle de Hefang esconde su parte histórica al turista que recorre primero la parte moderna e impersonal preguntándose si será efectivamente la calle antigua que está buscando. Pero al final aparece y es una visita obligada: construcciones antiguas bien conservadas,  tiendas de todo tipo, antiguas farmacias con exóticos productos, establecimientos en donde se vende el famoso te de la región recién tostado, tiendas de souvenirs e incluso un callejón con tenderetes para comer cosas de apariencia extraña.